La lumbalgia se define como el dolor de espalda sufrido entre la zona de la última costilla y la zona glútea. Es uno de los problemas que con más frecuencia nos afecta, ya que el 80% de la población tendrá lumbalgia en algún momento de su vida y además se trata de la segunda causa de baja laboral, con un gran impacto en la vida laboral y social de nuestros pacientes.
El reto para los profesionales de la salud y en concreto para los médicos y fisioterapeutas, es realizar un buen diagnóstico, algo difícil si tenemos en cuenta que se trata de afectaciones con muchas posibles causas, como patología discal, artrosis, escoliosis, etc. Y asociadas en muchos casos con múltiples factores de riesgo como el sedentarismo, sobrepeso, mala ergonomía laboral etc.
Para realizar un diagnóstico lo más preciso posible, en la primera sesión se realizará una anamnesis (entrevista) completa en la que se tengan en cuenta los síntomas, las pruebas médicas que nos puedan aportar y las diferentes áreas biopsicosociales de nuestros pacientes, además de una serie de pruebas de movilidad y de tests ortopédicos, que nos darán los datos necesarios para realizar un diagnóstico fisioterápico y poder así realizar el tratamiento más adecuado. Pudiendo consistir éste, dependiendo del estado de evolución de la lumbalgia, de diferentes técnicas de terapia manual, masajes, manipulaciones articulares, o ejercicio terapéutico, estiramientos, corrección y educación postural, etc.
Aparte del tratamiento en la clínica, las recomendaciones dadas por los profesionales de la salud tienen un gran efecto. La recomendación de mantenerse activo e intentar realizar las actividades cotidianas a pesar de las molestias, evitando el reposo, ha demostrado que disminuye la discapacidad en varios ensayos clínicos con pacientes con dolor lumbar (Airaksinen et al 2006).